¿Crees que tienes un niño nervioso? Practica estos ejercicios una vez a la semana para evitar el nerviosismo infantil y que tu hijo esté tranquilo y relajado.

Las maniobras que te explicamos a continuación se han de aplicar cuando el niño está tranquilo y sirven para disminuir la ansiedad en el bebé y que continúe tranquilo durante todo el tiempo.

La periodicidad ideal de estos ejercicios de mantenimiento es una vez a la semana. Pero, ¿cómo podemos asegurarnos de que nuestro hijo ya se encuentra más tranquilo? Las señales de que se siente más relajado son muy visibles. El signo más evidente es que dormirá mejor. Y si, en su etapa más nerviosa no comía bien, empezará a tener mucho más apetito. Además, no se moverá tanto y estará más tranquilo en todos los momentos del día: en la bañera, en la hamaca o en los brazos de mamá o papá.

Maniobras para controlar los nervios del bebé

Coloca las manos en la zona que te indicamos y sigue los movimientos que percibas. La mayoría de las veces también sentirás que la temperatura corporal del bebé aumenta.

Cuando tus manos noten la respiración del bebé empezarán a elevarse y a hundirse al compás de la inspiración y espiración.

En ningún momento hay que ejercer presión sobre su cuerpo, únicamente mantén el contacto y déjate llevar por la cadencia de sus pulmones.

A medida que repitas las maniobras es posible que empieces a percibir otras sensaciones muy suaves en el cuerpo del bebé y que, casi inconscientemente, tus manos se dejen llevar por ellas (tampoco te preocupes si solo notas su respiración).

A veces no notamos nada porque estamos demasiado concentrados en detectar sensaciones. No pasa nada, es preferible intentar relajarte con él y esperar a que esas sensaciones te invadan casi sin que te des cuenta.

¿Cuándo calmar los nervios?

Lo primero que debemos conseguir es que el bebé se deje aplicar los ejercicios. Solo lo lograremos cuando el niño se sienta lo más cómodo y relajado posible. Para ello, tendremos que buscar el momento más adecuado del día (nunca cuando está jugando feliz o riéndose a carcajadas).

Como se trata de palpaciones sedantes el mejor momento es mientras el pequeño duerme. De esta manera no recibirá más estímulos que los de la palpación. También puedes hacerlo después del baño, porque el contacto con el agua los calma bastante. Otro de los momentos más apropiados es la hora de comer. Así, mientras mamá le da el pecho, papá le puede aplicar las maniobras. Y, si toma biberón, uno le da el biberón y el otro le realiza las técnicas.

Palpación en cabeza y boca del estómago

Sin ejercer ninguna de presión, una mano se coloca suavemente en la parte superior de la cabeza y la otra en la boca de su estómago. Tus manos suben y bajan ligeramente, al ritmo de sus pulsaciones. Hazlo durante 5 o 7 minutos.

Palpación en la frente y en el vientre

La palma de una mano se coloca en la frente y la de la otra se sitúa en su bajo vientre. Al cabo de unos segundos sientes que tus manos se mueven al son de la respiración del niño. Realiza esta palpación durante 5 o 7 minutos.

Palpación cráneo sacral

Sitúa una mano en la base de la cabeza y la otra mano en la rabadilla o parte inferior de su espalda. Mantén las manos en esa posición y la respiración del bebé se relajará a medida que se sienta más calmado. Hazlo durante 5 o 7 minutos.

Por Arancha Sanz para Ser Padres y Raúl Guzmán, jefe del servicio de Osteopatía de Clínica VASS.

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