La leche materna es el alimento óptimo para el recién nacido; cubre todas sus necesidades nutritivas, se aporta a demanda y se regula al volumen adecuado para su crecimiento. Además, favorece el desarrollo del sistema inmune del recién nacido que no funciona de forma completa durante los primeros meses de vida, transmitiendo las defensas maternas, con menor número y gravedad de las enfermedades infecciosas y de enfermedades relacionadas con una respuesta inmune anómala.
El contacto cercano madre-hijo establece y fortalece el vínculo afectivo, con especial importancia en los prematuros y recién nacidos de bajo peso (BPN) teniendo en cuenta que ofrece mayor desarrollo cerebral y sensorial.
También aporta beneficios saludables para la madre con un puerperio más fisiológico, retrasando la ovulación, disminuyendo el sangrado posparto y con mejor recuperación posterior de las reservas de hierro y menor incidencia de algunos tumores ováricos y mamarios premenopáusicos.
Las recomendaciones actuales son lactancia materna exclusiva los 6 primeros meses. Introducir después de forma progresiva todos los alimentos (pautado por su pediatra), manteniendo la lactancia el máximo tiempo posible.
Dra. María del Carmen Sánchez Gómez de Orgaz, Pediatra y Neonatóloga en Clínica VASS.
American Academy of Pediatrics. Breastfeeding and the use of human milk. Pediatrics 2005; 115:496-506.
El papel del pediatra en la Promoción y el Apoyo a la LM. Anales Ped (Barc), 2005