La Organización Mundial de la Salud, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y la Academia Americana de Pediatría recomiendan la leche materna como la única fuente nutricional para los nacidos a término durante los seis primeros meses de vida.
El amamantamiento y el uso de leche fresca de madre ofrece muchas ventajas para los recién nacidos, sus madres, las familias y la sociedad*. Los beneficios demostrados de la lactancia materna se extienden más allá de la infancia, constituyendo un objetivo primordial de salud pública. Los beneficios más importantes y evidentes de la lactancia materna consisten en la inmediata salud y supervivencia del lactante. Las tasas de diarrea, infecciones de las vías respiratorias, otitis media, infección urinaria…son menores en niños amamantados que en los que no lo son.
La leche materna varía en el tiempo después del parto y en relación con la edad gestacional, duración de cada episodio de amamantamiento, método de extracción y en cada momento durante la misma así como mediante la conservación y almacenaje.
El calostro se considera un fluido prélacteo muy rico en inmunoglobulinas y otras células inmunológicas que se produce durante las primeras 24-48 horas postparto. La leche de transición se produce entre los días 3 y 14 y es rica en grasa, lactosa y vitaminas. La leche madura es producida después de aproximadamente tres semanas postparto; es menos concentrada que la de transición y su baja densidad de nutrientes se mantiene durante el primer año de vida del lactante. Puesto que varía con la duración de la gestación, la leche materna para los pretérminos, especialmente la transicional, contiene más altos niveles de proteínas, sodio, cloro, calcio, zinc, cobre y folatos que la leche fresca de madre un nacido a término. Es una entidad viva**.
El contacto piel con piel en el postparto inmediato se asocia con un aumento de la duración de la lactancia materna. Se aconseja mantener al recién nacido en contacto piel con piel con su madre hasta realizar la primera toma al pecho siempre que el estado de ambos lo permita. De esta forma mejora el apego, se reduce el gasto energético, se alcanza antes una termorregulación óptima y se acelera la adaptación metabólica del recién nacido.
Se debe ofrecer una información adecuada sobre la posición, el agarre y la transferencia de leche, y ayudar si no se produce el enganche precoz espontáneo. Una técnica correcta evita complicaciones posteriores y favorece una instauración adecuada y mantenida para una lactancia materna exitosa. El amamantamiento debe ser a demanda en respuesta a las señales de hambre del recién nacido, cada vez que el bebé lo requiera y durante todo el tiempo deseado.
El contenido en vitamina D es muy variable en la leche materna por lo que se recomienda en caso de lactancia materna exclusiva suplementar con dicha vitamina desde los primeros días de vida para evitar una hipovitaminosis D. Además, las madres gestantes y lactantes deben alimentarse con una dieta variada en nutrientes para asegurar el aporte necesario de yodo y otras vitaminas y oligoelementos.
Artículo escrito por nuestra pediatra María del Carmen Sánchez Gómez de Orgaz. Os recordamos que su día de consulta es el martes de 16:30 a 20:00 horas.
* Gartner LM, Morton J, Lawrence RA, Naylor AJ, O´Hare D, Schanler RJ, et al. Breastfeeding and the use of human milk. Pediatrics 2005;115:496-506.
**David I. Tudehope, AM, MBBS, FRACP. Human milk and the nutritional needs of preterm infants.The Journal of Pediatrics. Vol. 162, No. 3, Suppl. 1:S17-25.
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