Traer un hijo al mundo es una de las mayores satisfacciones que puede tener una madre, pero cuidar debidamente a un bebé supone una gran exigencia física, que va aumentando de forma proporcional al crecimiento del bebé y, como consecuencia directa de ello, de su incremento de peso y de su movilidad.
El caso es que hay varias causas que explican por qué las madres, al poco tiempo de dar a luz, empiezan a sufrir dolores de espalda a raíz de contracturas musculares en la parte alta de la espalda y hombros, a las que siguen, en muchos de los casos, un adormecimiento de las manos y de los brazos e incluso tendinitis o sobrecargas de la muñeca y del dedo pulgar.
En la mayoría de los casos, además, un problema suele originar el otro y están permanentemente interrelacionados, de tal manera que, los diferentes componentes corporales: estructural óseo, muscular y vascular acaban encontrándose en algún momento.
Por ejemplo, puede suceder que una madre comience a tener un dolor en el trapecio o el hombro (contractura + sobrecarga), para empezar a notar a continuación pinchazos en la parte alta de la espalda (contractura + bloqueo articular) y que, más adelante, se le duerma una o las dos manos (problema vascular).
Dolores habituales
Se trata de un cuadro muy habitual en las mamás.
Coger peso todos los días, en la mayoría de las ocasiones en mala postura, intentando siempre que el bebé esté cómodo o no se despierte, produce una tensión muscular en los trapecios y zona alta de la espalda, que, con el tiempo, termina por «cronificarse» y puede producir el llamado «síndrome de la primera costilla» que no es más que una compresión tensional a nivel de la cintura escapular, a la altura de la primera costilla, que provoca un problema vascular: se altera la vascularización en la extremidad correspondiente, es decir, si es del lado izquierdo, el brazo izquierdo. Por eso, cuando a una madre le duele la espalda y los trapecios, es muy probable que a la vez se le duerma la mano y/o los dedos.
Si a todo esto se le suma la cantidad de pequeños botones de «click», cremalleras y artilugios de todo tipo que tienen que abrochar y desabrochar haciendo la «pinza» con los dedos índice, medio y pulgar, nos encontramos con un espacio de sobrecarga que se extiende desde la espalda y los trapecios hasta los dedos de las manos, pasando por hombros y brazos. Así ocurre, que cuando no les duele la espalda, les duele los hombros y si no los brazos o las manos, o todo a la vez.
Recomendaciones para evitar el dolor de espalda
Este ejemplo es uno de los problemas más habituales que pueden afectar a las madres, pero no el único. Para paliar este problema, nuestra recomendación es, en primer lugar, intentar manejar al bebé siempre en posturas correctas y, en segundo lugar, tratarse lo antes posible con un terapeuta manual, ya que son procesos que se pueden cronificar y afectar a otras zonas del cuerpo.
Es importante que la mamá se sienta bien para disfrutar al máximo de los primeros meses en compañía de su bebé y que según este va creciendo pueda continuar cogiéndolo y con el contacto físico que los niños necesitan sin experimentar dolor.